El gasto es una de las principales preocupaciones que nos surgen a la hora de organizar nuestras finanzas. Y en tiempos de inflación alta, todavía más. Por eso hoy te voy a hablar de tres tipos de gastos que podrían estar afectando a tu economía.
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Gastos hormiga
Como su propio nombre indica, son esos pequeños gastos cotidianos que apenas se notan en el día a día: un café por la mañana, la propina de la merienda, un tique de aparcamiento para hacer un trámite, una botella de agua en la tienda de la esquina o una vela para casa al pasar por el bazar de vuelta del trabajo. 1 euro aquí, cincuenta céntimos allá, 2,50 € en otra ocasión.
Por sí solos (como sucede con cualquier gasto), ninguno de estos gastos son un problema. PERO pueden llegar a serlo si se acumulan al cabo del mes y acaban sumando una cantidad importante que podríamos estar dedicando a otra cosa que nos aporte más.
Gastos fantasma
Son esos gastos que están y se van descontando de nuestra tarjeta de crédito o de débito, y que pueden pasar desapercibidos si no llevamos un buen registro regularmente. Los más habituales son suscripciones (Netflix, Spotify, HBO Max, Amazon Prime, etc.), membresías (al gimnasio, a servicios en Internet, etc.) o renovaciones (acceso a aplicaciones de pago) o a las que nos apuntamos una vez y se van cargando mensualmente en la cuenta de forma automática.
Gastos vampiro
En mi opinión, estos son los gastos más complicados de identificar y recortar porque son aquellos que sí están incluidos en tu presupuesto, son gastos comunes que todo el mundo tiene presentes (la luz, el gas, el agua, la gasolina…), pero que acaban aumentando por un uso ineficiente de los electrodomésticos, una conducción más agresiva con frenazos y acelerones constantes, una potencia contratada excesiva en la factura de la luz o un exceso del uso de la calefacción por un aislamiento inadecuado de la vivienda.
Algunos son difíciles de evitar porque los tenemos muy arraigados (nuestra forma de conducir) o suponen un coste adicional si queremos evitarlos (comprar electrodomésticos más eficientes energéticamente o cambiar las ventanas por unas con mejor aislamiento térmico).
Pero es importante ser consciente de la posibilidad de estar pagando de más en ciertos servicios en función de diferentes factores para valorar si tenemos opciones de optimizar (y cuál es el coste en comparación con el beneficio real).

Consideraciones importantes para analizar estos gastos
Creo firmemente en el registro y el control de gastos PERO sin obsesionarse y siempre valorándolos cuantitativamente, pero también cualitativamente:
- No es lo mismo gastar 5 € al día en gastos hormiga (150 € al mes) cuando ganas 1000 € que cuando ganas 5000 €.
- No es lo mismo gastar 2 € en una botella de agua un día porque se te ha olvidado y tienes mucha sed, que el olvido sea recurrente y acabes pagando 50 € al mes en agua por esos olvidos.
- No es lo mismo gastar 50 € en cafés con amigos o familiares que realmente te aportan momentos de felicidad con los tuyos que gastar 50 € en cositas que compras en el bazar por el capricho del momento y luego se quedan olvidadas en casa.
Es importante valorar los gastos en conjunto y ponerlos en el contexto de tu situación económica.
Y, como reflexión final, los gastos (excesivos o no) no deben ser una fuente de sentimientos de culpabilidad o vergüenza. Si al analizarlos resulta que estás contenta con tus gastos (en cantidad y en tipo de gasto), adelante. Por el contrario, si no lo estás por la razón que sea, lo más productivo es pensar en cómo cambiar hábitos y estilo de vida para adaptar tus gastos a tus prioridades. Por ti, no por lo que pueda decir nadie. Sin culpa ni vergüenza.




