Los retos de ahorro son muy, muy populares entre la comunidad ahorradora. La razón es sencilla: fijarte una meta, seguir el progreso y sentirte bien por los avances es una forma estupenda de mantener la motivación en la dura tarea de ahorrar.
Me encantan los retos y creo que son una forma de añadir un componente divertido a las finanzas.
Hay montones de retos y “juegos” de ahorro.
Y uno de ellos es el reto de gasto 0.
¿En qué consiste?
Como su propio nombre indica, consiste en fijarse un periodo (normalmente un mes) en el que no se puede gastar en nada que no sean necesidades básicas.
Puede ser muy útil para hacer un “reseteo” de tus finanzas, cortar con los gastos innecesarios de golpe, sanear tus finanzas y ahorrar más durante ese tiempo.
Sin embargo, puede no ser eficaz para todo el mundo.
¿Por qué puede no funcionar?
Aunque cada caso es personal, y puede ser de ayuda para algunas personas, me gusta que los retos sean motivadores, inspiren sensaciones de logro y estén enfocados de una forma positiva. Ya solo por el hecho de que empiece con la prohibición “No gastar”, creo que empieza con mal pie. Puede inspirar una sensación de escasez y privación de , que nos haga sentir todavía peor con nuestras finanzas.
Pero hay otras razones por las que un reto de gasto 0 puede descarrilar.
1. No has definido bien tu motivo
Los objetivos tienen que tener una razón clara, una finalidad definida. Ahorrar por ahorrar no funciona. ¿Para qué voy a evitar gastar en este capricho si no sé a qué voy a dedicar el dinero ahorrado? ¿Cómo voy a mantener la motivación para no comprar esto o aquello si no tengo una razón poderosa para no hacerlo?
No definir con claridad cuál es el objetivo o la razón de tu reto puede hacer que fracase.
2. No has definido límites claros de en qué puedes gastar y en qué no
Si al comenzar el mes no has establecido bien en qué puedes gastar y qué no, cuando la vida se presente con todos sus matices, puede que te resulte difícil decidir si puedes o no hacer un gasto. Y, lo que es peor, sentirte culpable después si cambias de opinión.
Por ejemplo, si solo defines “No gastar en ocio”, se entiende que no vas a salir al cine ese mes. ¿Pero qué pasa si te encuentras con una conocida en la compra y os queréis tomar un café? ¿Es ocio o no? ¿O si vas a una celebración de cumpleaños que se te había olvidado? ¿Se cuenta como ocio o es un gasto “necesario” porque no puedes faltar al cumpleaños?
3. Has empezado el reto en una mala época
Puedes tener las mejores intenciones, estar totalmente decidida a cumplir tu reto, has definido bien tus límites, tienes toda la fuerza de voluntad para combatir los gastos impulsivos… Pero te has propuesto hacer este reto en un mes en el que tienes un montón de cumpleaños, una comunión y las fiestas de fin de curso de los peques. O te has agobiado después de las vacaciones y te has propuesto apretarte el cinturón en septiembre en plena vuelta al cole. O simplemente estás teniendo una época de muchísimo trabajo y otras cosas, no te da tiempo a cocinar en casa y acabas comiendo algo fuera día sí, día también.
Siempre digo que la vida sucede y siempre va a haber alguna “excusa” para no restringir el gasto, pero póntelo fácil.
Te recomiendo que si vas a empezar este reto lo hagas en un momento en el que creas que no vas a tener un montón de gastos imprevistos o de gastos extra.
4. Es un cambio demasiado drástico
Si vienes de una época de gasto descontrolado, puede que te resulte difícil frenar en seco.
La mentalidad de gasto consciente se desarrolla con el tiempo, no es como un interruptor que puedas encender y apagar.
Por eso, puedes pasarte todo el mes agobiada (o el periodo que hayas decidido hacer el reto), yendo de un extremo a otro, y sintiéndote culpable por no controlar mejor los gastos impulsivos.
5. No has planificado bien
Tienes toda la intención de reducir drásticamente tus gastos, pero no has planificado ni buscado alternativas para que puedas seguir disfrutando de la vida. Por ejemplo, si sueles gastar bastante en ocio (conciertos, cine, restaurantes, salidas, etc.) y de repente te ves sin nada que hacer, puede asaltarte el aburrimiento, el estrés o, incluso, la duda de para qué estás haciendo tanto esfuerzo si ni siquiera puedes disfrutar del dinero que tanto te cuesta ganar.
Por eso, intenta hacer una lista de opciones gratuitas o más asequibles que sustituya a las actividades que sueles hacer.
¿Qué me funciona a mí?
Personalmente, lo que me ha funcionado y he conseguido mantener en el tiempo con buenos resultados es tener un equilibrio entre gastos que disfruto y ahorro que necesito y que me motiva.
Definir objetivos de ahorro importantes para mí y dar seguimiento a su progreso es la manera más efectiva en la que consigo conciliar gasto y ahorro.
Para eso, este año estoy usando este kit de ahorro que es súper visual.
