¿Problema de ingresos o problema de gasto?

Cuando analizamos nuestras finanzas, en ocasiones, nos centramos mucho en los gastos. Parece que podemos tener más control sobre lo que gastamos que sobre lo que ingresamos. Sin embargo, para avanzar realmente con nuestras finanzas tenemos que analizar ambas partidas y buscar maneras de mejorar las dos, una reduciéndola si es necesario y otra aumentándola en la medida de lo posible.

Analiza tus ingresos

Esencialmente tienes que poder responder a las preguntas: ¿Gano suficiente? ¿Estoy satisfecha con mis ingresos? Todos querríamos ganar un poco más, por eso tienes que ponerlo en el contexto de tu profesión, tu estilo de vida y los esfuerzos que estés dispuesta a hacer para ganar más.

Ahora bien, sé perfectamente que la situación del mercado laboral es complicada y si a eso le añadimos las presiones sociales, los horarios, la vida familiar y la vida personal, buscar un trabajo mejor remunerado o, incluso, buscar una fuente de ingresos adicional puede resultar abrumador.

Sin embargo, si no miras tú por tus finanzas, nadie lo va a hacer. Y, por difícil que parezca, siempre merece la pena tener

Por eso, te recomiendo que dediques un tiempo a analizar honestamente tus posibilidades de ingresos. ¿Qué puedes hacer para conseguir algo más de dinero todos los meses?

• Explora posibles salidas laborales alternativas que te permitieran ganar más dentro de tu empleo actual: ya sea a través de un ascenso en tu misma empresa, cambiando de compañía o, incluso, reciclando tus competencias en otro sector. Haz una lista de los requisitos que tendrías que cumplir para avanzar en tu carrera (formación adicional, idiomas, prácticas, etc.) y haz un plan detallado y realista para conseguir tus objetivos.
• En función de tu situación personal, familiar y económica, valora también otras fuentes de ingresos alternativas a tu trabajo habitual que te permitan ganar un extra mes a mes para conseguir tus objetivos y avanzar financieramente. Algunas ideas son: vender artículos de segunda mano que ya no uses, dar clases particulares unas horas a la semana, hacer turnos extra en tu empresa, alquilar una habitación de tu casa, compartir tus trayectos largos en Blablacar…

Estas ideas pueden ser temporales o permanentes si consigues asentar estas fuentes de ingresos.

Importante: mantén todos tus sentidos alerta cuando hables con otras personas para conocer otras posibilidades de ingresos en las que quizás no hubieras pensado. ¡Nunca se sabe dónde puede estar la próxima oportunidad!

Analiza tus gastos

Ahora tienes que poner tus gastos en contexto.

En primer lugar, repasa tus cuentas y revisa tus tiques de compra de todo un mes y haz un listado de gastos esenciales y gastos superfluos. Haz esta evaluación honestamente. Sé por experiencia que puede resultar desagradable confrontar la realidad de tus gastos si tiendes a hacer compras impulsivas, pero no sirve de nada intentar disfrazar la realidad, al fin y al cabo, este análisis lo haces para ti, para mejorar realmente tus finanzas, no para contentar a nadie.

Decide en función de tus prioridades y valores qué es esencial y qué es superfluo para ti. Habrá gastos en los que mucha gente estará de acuerdo en que son esenciales (vivienda o alimentación) y otros en los que puede haber más discrepancia en función del estilo de vida de cada persona (pagar un gimnasio o salir a correr gratis).

Calcula el importe que te gastas en cada categoría y, sobre todo, calcula el porcentaje de ingresos que supone esa categoría.

Después, valora si el porcentaje es excesivo para lo que te gustaría que fuera y si habría formas de reducirlo o eliminar ese gasto por completo.

Digamos que, tras haber hecho los cálculos, te has dado cuenta de que has gastado en conciertos un 25% de tus ingresos al mes y que, pensándolo bien, ni siquiera fueron conciertos que te entusiasmaran, sino que fuiste por compromisos sociales o por hacer algo. O, al revés, descubres que tus porcentajes de gasto se centran en la salud y el bienestar personal y familiar, que es algo que quieres priorizar.

Los porcentajes son importantes, pero todavía lo es más ponerlos en contexto: ¿me parece razonable gastar X en Y categoría ganando Z al mes? ¿Considero que gastar un X % en Y categoría de gasto me aporta felicidad? ¿Cuánta felicidad me aporta? ¿Estoy renunciando a otra cosa más importante para mí o no? ¿Podría equilibrar los porcentajes, renunciando a parte del gasto, sin sacrificar mi bienestar?

Todas estas respuestas son muy, muy personales y solo tú puedes decidir sobre tu gasto.

Importante: Este análisis resulta más eficaz cuando se hace mes a mes en forma de balance. Puede que un mes no sea representativo de tus finanzas generales, pero mes a mes descubrirás patrones. Aprende a hacer todo esto, aquí.

¿Tienes un problema de gasto o de ingresos?

Habiendo analizado tu panorama de ingresos y gastos, ahora tienes que responder a la pregunta: ¿Tengo un problema de ingresos o de gastos?

Es decir, ¿tengo gastos razonables pero mis ingresos son muy bajos? ¿Tengo un sueldo muy generoso pero aun así me cuesta llegar a fin de mes por los gastos excesivos en los que incurro habitualmente?

También puede ser una respuesta mixta: puede ser que el problema esté tanto en los ingresos como en los gastos.

¿Te vas a animar a hacer esta reflexión?