Durante años compraba ropa sin ningún tipo de orden ni control. Iba comprando según iba viendo prendas que me gustaban o, simplemente, si me parecía que algún día me podrían servir para una ocasión puntual. Tenía un armario lleno de ropa muy poco ponible, prendas las que no era fácil hacer muchos conjuntos, muy específicas y que había comprado “por si acaso” o “porque me voy a dar un capricho”.
Un gasto innecesario para el bolsillo pero, además, un sistema de compra que no me resultaba práctico en mi día a día. Por no mencionar la acumulación de prendas en el armario que me quitaba tiempo, espacio y energía.
Vamos, todo desventajas para mí.
Cuando empecé a pagar mis deudas, uno de los gastos que recorté drásticamente fue la compra de ropa. Y, ya que estaba revolucionando todo en mi vida, también decidí ponerle un poco de orden a ese armario que no tenía ni pies ni cabeza.
Poco a poco fui desarrollando el método que utilizo ahora y que mejor me funciona para comprar (y tener) prendas que le vengan bien a mi bolsillo y a mi día a día. Te lo cuento por si te puede servir de inspiración.

1. Enumero los tipos de ocasiones y momentos de mi vida
Analizo mi día a día y hago categorías con ocasiones en las que suelo llevar una ropa similar. Por ejemplo:
Salir a tomar algo con amigas
Salir con mi familia
Practicar yoga
Ir al trabajo
Salir al campo
Eventos formales del trabajo
Bodas y comuniones
2. Analizo la ropa que tengo para ver en qué ocasión encaja
Analizo cada prenda para decidir en qué ocasión me la pondría y en combinación con qué otras prendas.
Si hay alguna prenda que no encaje en ninguna ocasión, pero me encanta, la dejo en el armario unos seis meses. En este tiempo, intento encontrarle encaje (bien combinándola con otras prendas o bien ampliando el estilo que utilizo para una determinada ocasión). Si no lo consigo en ese tiempo, la dono.
Intento ser muy realista con el hecho de si me la voy a poner o no, e intento evitar apegar a prendas que realmente no cuadran con mi día a día real, no con el día a día que podría ser en el futuro.
3. Identifico qué prendas me faltan
Ahora que tengo cada prenda clasificada en una ocasión de mi vida real, pienso en si tengo prendas suficientes para cada ocasión en función de la frecuencia con la que suceden (no es lo mismo planificar conjuntos para 5 días de trabajo a la semana, todas las semanas, que para 1 día de yoga, que puedes lavar y reutilizar todas las semanas).
Combino las prendas que tengo para cada ocasión e identifico si me falta algo.
¿Tengo pocos pantalones para el trabajo?
¿Necesito algún vestido para quedar con amigas?
¿Me vendría bien tener un par de camisetas más para las excursiones al campo?
4. Hago una lista de lo que necesito
A no ser que la compra sea muy urgente (si se me han roto las zapatillas de deporte, por ejemplo), no hago ninguna compra inmediatamente.
Sino que tengo una lista de deseos en mi cuaderno en la que voy apuntando lo que me falta o me gustaría tener (en este caso, ropa, pero se puede aplicar a cualquier cosa). De esa manera, tengo tiempo para buscar la prenda que mejor me cuadra con lo que necesito o quiero y, además, puedo esperarme a buscar ofertas o rebajas.
¡Y ya está!
Aunque inicialmente pueda parecer mucho trabajo, una vez que les has puesto orden al armario, solo tendrás que mantenerlo cuando se estropee alguna prenda o cuando necesites comprar para una nueva ocasión.
Y, sinceramente, a mí me merece la pena por dinero y practicidad: ahora gasto menos y siempre tengo ropa que puedo y quiero ponerme.
¿Qué te ha parecido mi método? ¿Lo vas a probar?




