¿Sientes que te cuesta llegar a final de mes aunque tu sueldo no esté mal para la media del país? ¿Has cambiado de trabajo o recibido un ascenso y aun así no tienes la sensación de desahogo económico?
Puede que estés sufriendo lo que se conoce como el “estilo de vida inflacionista”, un ciclo en el que los gastos aumentan al mismo ritmo que los ingresos, por lo que no conseguimos aumentar nuestro nivel de ahorro o inversión.
Es un proceso muy normal: después de mucho estudio, esfuerzo, entrevistas de trabajo, experiencia laboral y tiempo dedicado, si finalmente conseguimos ganar un poco más de dinero, lo natural es querer disfrutarlo.
Querer disfrutar del dinero es perfectamente natural y lo que debería ser. Ganamos dinero para disfrutar la vida, no para acumularlo porque sí.
Sin embargo, caer en un estilo de vida inflacionista puede no mejorar necesariamente nuestro bienestar personal porque gastar más no significa necesariamente vivir mejor si no estamos gastando bien.
¿Qué entiendo por gastar bien?
- Gastar dinero hoy en las cosas que verdaderamente nos aportan valor, que pueden no ser necesariamente cosas caras o lujosas
- Gastar dinero para invertir en tu futuro: invertir en bolsa o en un plan de pensiones, crear fuentes de ingresos alternativas que nos den más seguridad económica o, simplemente, ahorrando una parte para imprevistos

Además, el estilo de vida inflacionista puede convertirse en una espiral de la que resulta difícil salir, porque es muy sencillo acostumbrarse a un mayor nivel de vida, a mejores experiencias y más comodidades, que no resulta agradable eliminar si nos vemos en la necesidad.
Para evitar meterte en un laberinto de gastos, compromisos y deudas, hoy comparto contigo algunos consejos para encontrar el equilibrio entre disfrutar de la vida hoy y cuidar de tu yo futuro:
1. Calcula la cantidad neta extra que vas a recibir
Una cosa es un aumento de sueldo bruto y otra la cantidad neta que vas a recibir en el banco, que puede parecer mucho menos significativa.
Por eso, antes de hacer planes con ese dinero adicional, tienes que saber exactamente de cuánto se trata para evitar meterte en compromisos a los que no vas a poder hacer frente.
2. Lleva un control exhaustivo de ingresos y gastos
Para saber cómo están actualmente tus finanzas y poder decidir mejor sobre qué hacer con el dinero extra, tienes que saber exactamente cuánto entra y cuánto sale. y cómo están distribuidos esos gastos.
¿Tienes un buen equilibrio entre gastos esenciales y no esenciales?
¿Estás gastando demasiado en salir?
¿Tus ahorros no avanzan?
¿Te vendría bien adelantar hipoteca para bajar la cuota y liberar más dinero?
¿Puedo recortar gastos superfluos para vivir más desahogada?
Una vez que tengas este análisis, tendrás una idea más clara de a qué quieres y en qué necesitas gastar.
3. Haz una lista de posibles destinos para el dinero
Antes de gastar el dinero extra, haz una lista de cosas a las que te gustaría dedicarlo.
Por ejemplo:
- Viajes
- Salir a comer fuera más a menudo
- Ropa y zapatos
- Inversión
- Ahorro para un coche nuevo
Y ordena la lista de mayor a menor prioridad para ti.
No tienes por qué gastarte todo en una sola cosa, sino que puedes repartirlo entre varias para que no todo sea gastar o ahorrar.

4. No tomes decisiones a largo plazo a la ligera
Si quieres darte un capricho con el bonus o la subida de sueldo, intenta que sea algo puntual (una joya, una buena comida o una escapada).
No te comprometas a pagar una hipoteca más elevada por una casa más grande solo por ese aumento de sueldo.
Echa bien las cuentas y valora otros factores para saber si puedes permitirte esa decisión y si tiene sentido para ti (vais a ampliar la familia y se os queda pequeña, los desplazamientos al trabajo os hacen perder muchísimo tiempo y, por consiguiente, calidad de vida…).
5. Equilibra el presente y el futuro
Para decidir a qué dedicar el dinero extra que vas a recibir por tu aumento, intenta encontrar el equilibrio entre disfrutar hoy y guardar para mañana.
Es normal querer aprovechar al máximo en el presente, porque supone una gratificación inmediata, pero no te olvides de cuidar el largo plazo.
Piensa en utilizar al menos una parte de ese dinero en reducir deudas, ahorrar o invertir.
Tu yo futuro te lo agradecerá.

6. Recuerda ser feliz con lo que tienes
Sin lugar a dudas, soy de las personas que creen que aunque el dinero no dé la felicidad, sí que nos permite disfrutar de opciones y posibilidades que nos facilitan y mejoran la vida.
PERO también hay que saber ser feliz en el hoy, con lo que se tiene, y agradecer todas las bendiciones que tenemos en nuestra vida.
No por gastar más vas a ser necesariamente más feliz.
Identifica qué cosas te llenan de verdad, que pueden costar dinero o no, y encuentra el equilibrio entre vivencias y experiencias gratuitas y de pago.
7. Olvídate de lo que hacen los demás
Una forma muy habitual de caer en un estilo de vida inflacionista es intentar “estar a la altura” de amigos, familiares y conocidos.
Ejemplos:
- Si el vecino se ha comprado un BMW viviendo a mi lado y con un trabajo parecido, yo debería poder hacer lo mismo, ¿no?
- Si mis amigas salen todos los fines de semana a cenar a un sitio caro, me da vergüenza tener que decir que no de vez en cuando.
- Mi hermano se ha mudado a vivir a una zona mejor a una casa mucho más grande, no quiero ser menos en mi familia y que piensen que me va peor.
Todas estas situaciones, y los sentimientos derivados de ellas, son comunes y totalmente normales, pero pueden perjudicar tus finanzas a largo plazo más que beneficiarte.
Recuerda:
- Aunque vivamos junto a alguien o lo conozcamos bien, no sabemos exactamente su situación financiera. No sabemos cuánto gana, cuánto gasta ni en qué, ni quién o cómo paga por las cosas que vemos.
- Solo porque alguien compre algo, no quiere decir necesariamente que se lo pueda permitir, ni que su economía vaya a aguantarlo.
- Que un coche caro haga feliz a tu vecino no quiere decir que sea lo que realmente te llena a ti.
- Eres tú quién tendrá que vivir con las consecuencias de tus decisiones financieras, no tus amigas, ni tu hermano. Ellos tendrán que afrontar las suyas.
Dicho todo esto, espero que ahora estés mejor preparada para identificar y combatir el estilo de vida inflacionista.




