La época navideña puede ser un momento estupendo para apagar el ruido de fuera, reconectar contigo misma y con los tuyos, y de disfrutar de buena comida. Pero también puede ser un momento estresante por los compromisos y los gastos.
Personalmente, soy una de las personas a las que les encanta la Navidad, pero hubo unos años de mi vida en que la vivía casi con ansiedad. “Tenía que” hacer esto y aquello, “tenía que” ver a tal y cual persona, “tenía que” ir a esta fiesta y a aquella cena, “tenía que” gastarme X dinero en regalos…
Era más una gymkana que una celebración.
Si a ti te pasa esto te invito a romper el ciclo estas fiestas y vivirlas de otra manera.
Te doy 7 ideas para ello:
1. Reflexiona sobre lo que esperas de las fiestas
Antes de meterte de lleno en la vorágine de las cenas de empresa y amigos, las compras de regalos y comida, date un momento para pensar qué quieres realmente en estas fiestas. ¿Te apetece pasarlas en familia? ¿Quieres darte un respiro de todo y disfrutar de momentos de calma contigo misma? ¿Te apetece disfrutar de la paz de actividades más introspectivas o prefieres pasar estos días rodeada de seres queridos?
Sé lo más clara y específica contigo misma sobre cómo quieres y esperas que sean estas fiestas para poder actuar en consecuencia cuando surjan compromisos o cambios de planes.
Mantente abierta a otras opciones, pero no olvides lo que realmente quieres.
2. Planifica con tiempo
La Navidad es una celebración que llega todos los años. Por eso, no dejes que se te eche el tiempo encima porque luego a última hora todo son prisas y todo es más caro.
Fíjate un presupuesto de gasto y repártelo entre las diferentes categorías de gastos variables que suelas tener (comida, regalos, desplazamientos, lotería, ropa, etc.).
Planifica qué celebraciones, comidas, cenas y eventos tienes en esas fechas e intenta buscar opciones asequibles (repartir la preparación de la cena entre los asistentes, ropa que ya tengas o que cambies con una amiga, regalos hechos a mano, etc.).
Aprovecha las ofertas que vayas viendo hasta entonces.
Ve comprando la comida que puedas congelar.
Todo lo que puedas adelantar, ya lo tendrás hecho y podrás dedicar ese tiempo a disfrutar.
3. Prioriza la calidad antes que la cantidad
La Navidad típica suele ser una época de excesos: mucha comida, muchos eventos, muchos regalos. mucho consumismo… Y no solo puede ser perjudicial para tu salud física y tu bolsillo, sino para tu paz mental porque parece que nunca es suficiente, siempre hay algo más que hacer, algo más que comprar, un compromiso más que atender…
Este año te invito a priorizar la calidad. Compra menos comida pero que realmente te guste de calidad. Haz menos regalos, pero más detallistas. Acude a menos eventos, pero que realmente te apetezcan. Ve a menos gente, pero que sea tu gente.
Evitarás la saturación mental y disfrutarás más de cada momento.
4. Pon límites
Personalmente esta es una de las áreas que más dificultades me crea. Hay muchos compromisos y expectativas que cumplir y nadie quiere quedar como la “tacaña” o la “aburrida” que no quiere apuntarse al enésimo amigo invisible del trabajo o la lotería de ese grupo de Whatsapp en el que un día te metieron y con el que ya apenas tienes contacto.
Pero hay que poner límites.
No hace falta que digas a todo que no, cede a algunos compromisos si crees que no puedes “escapar” de ellos, pero niégate rotundamente a aquellos que más pereza te den.
Digamos que puedes hacer dos listas:
– Cosas que no me entusiasman pero no me importa hacer
– Cosas que absolutamente no quiero hacer de ninguna de las maneras
5. Crea un menú a tu gusto en lugar de optar por lo tradicional
Para esto, yo uso mi Planner Navideño
Otra cosa que se suele ir de las manos es la comida. Nos dejamos llevar por la cantidad, pero también por el tipo de productos que “se supone” que deberíamos comer en Navidad.
A mucha gente ni siquiera le entusiasman algunos de estos alimentos, pero los incluye en sus menos porque “es la tradición”.
Si es tu caso, este año te invito a repensar tus fiestas y a hacer un menú un poco más acorde a tus gustos (y a tu bolsillo) y olvidarte de lo que se supone que debemos hacer.
Disfruta la Navidad a tu manera.
6. Elige experiencias en lugar de regalos
En casa hace mucho tiempo que los regalos más habituales no son objetos, sino momentos. Las cosas tienen menos impacto en nuestra mente que las vivencias, que las recordamos durante más tiempo y con mejor sensación. La razón es sencilla: con las experiencias creamos recuerdos y vínculos con otras personas, que al final es lo que nos llevamos de la vida.
Un fin de semana en un spa, una cena en un restaurante especial, una entrada a un concierto o un juego de mesa son ideas de regalos que crean experiencias.
7. Practica la gratitud
En tiempos en los que las redes sociales muestran casas y familias “perfectas”, las comparaciones surgen de forma natural y pueden dejarte con una sensación de insatisfacción, de “no llegar a todo”.
Cuando nos comparamos, caemos en una espiral negativa en la que dejamos de ver lo positivo y dejamos de poner racionalmente en la balanza todas las cosas maravillosas que tenemos en nuestra vida.
Por eso, en estas fechas, dedica cinco minutos a reflexionar conscientemente sobre una cosa por la que te sientas agradecida.
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Este año, date permiso para disfrutar de una Navidad más simple y feliz.
