La motivación financiera, como cualquier otro tipo de motivación, puede llegar muy rápido y de repente, llenándonos de energía. Quizá por una subida de sueldo que nos invita a ahorrar, quizá algo que hemos visto u oído nos inspira a poner orden por fin a nuestras finanzas o, quizá, simplemente el año nuevo o el inicio de un nuevo curso a la vuelta de las vacaciones.
Estos subidones de energía motivados por circunstancias externas a nosotras son útiles para ponernos en marcha, pero pueden difuminarse con la misma rapidez con que llegaron una vez que nos acostumbramos a la nueva situación.
La motivación más poderosa viene de dentro
Por eso, para lograr nuestros objetivos e ir avanzando poco a poco en nuestro camino financiero, es fundamental encontrar formas de motivarte que no dependan de factores externos que pueden variar con el tiempo.
De lo contrario, el camino se hace cuesta arriba y podemos sentir la tentación de tirar la toalla.
Por qué perdemos la motivación
Además, para estar vigilantes ante cualquier signo de desmotivación, conviene estar al tanto de algunos de los motivos por los que perdemos las ganas de continuar con nuestros objetivos financieros.
→ Puede que una vez que nos ponemos a la tarea de ordenar nuestras finanzas, ahorrar, invertir o cualquier otro objetivo que tengamos, nos demos cuenta de que vamos a necesitar más tiempo o dedicación de la que pensábamos inicialmente. Para evitar esto, tenemos que crearnos unas expectativas razonables y ajustarlas a medida que vayamos profundizando en el tema. A fin de cuentas, Roma no se construyó en un día.
→ A veces es difícil mantener el foco en el beneficio a largo plazo cuando tenemos montones de tentaciones y recompensas a nuestra disposición a corto plazo. Es más difícil centrarnos en algo lejano en el tiempo que en la gratificación inmediata.
→ Puede que te sientas atascada en la rutina de recibir tus ingresos > hacer tus pagos > dedicar poco a tus objetivos. Te desanima ver un progreso TAN lento.
→ Puede que simplemente te aburra la idea o la tarea de hacer un presupuesto, planear estrategias para mejorar tus finanzas o buscar nuevas fuentes de información para seguir mejorando tu situación económica.
→ También es difícil mantener la motivación de seguir centrada en el progreso cuando has sufrido un contratiempo económico que te ha desbaratado tus planes. En este caso, es normal pensar: “¿Y tanto esfuerzo para qué?”.
Sea cual sea la razón de tu desánimo, incluso estando más que justificada, el hecho objetivo es que sigue mereciendo la pena cuidar tu dinero.
Especialmente si te has quedado sin trabajo y apenas llegas a fin de mes o has tenido que incurrir en deudas.
Es normal perder el ánimo y tener la tentación de mandarlo todo a paseo, pero es crucial mantener la motivación para salir de ese agujero. Si no, nos arriesgamos a cavar todavía más.

7 estrategias para mantener la motivación
1. Asegúrate de que tus objetivos sean “SMART”
Cualquier objetivo que te fijes tiene que ser:
Específico
Medible
Alcanzable
Realista
Temporal
Es decir, tienes que concretar al máximo cuál es tu objetivo. De lo contrario, será muy fácil perderte en la ambigüedad.
Por ejemplo, si no defines un horizonte temporal en el quieres pagar tu deuda, la motivación y las acciones concretas pueden perderse en la indefinición.
Échale un vistazo al artículo sobre Objetivos financieros.
2. Celebra las pequeñas victorias
Es importante reconocer nuestros méritos y celebrar el camino ya recorrido, aunque no hayamos llegado a la meta todavía. No tienen por qué ser grandes celebraciones y deben encajar en tu presupuesto, pero no te olvides de celebrarte de vez en cuando.
Hacerlo nos dará pequeñas dosis de energía a lo largo del tiempo que tardemos en conseguir nuestro objetivo.
3. Apóyate en recordatorios visuales
Los humanos somos seres visuales. Al fin y al cabo, la mayor parte de la información que procesamos nos llega por la vista.
Colgar en la pared o en un corcho un recordatorio visual de tu progreso en el que vayas coloreando casillas a medida que avanzas puede ser un truco muy sencillo, pero eficaz.
Si conectas más con lo digital, otra opción es usar gráficos de Excel para dar seguimiento a tu progreso.
Echa un vistazo a mis planners financieros que incluyen este tipo de ayudas visuales.
4. Rodéate de personas afines
En nuestra vida diaria nos vemos influidas por las personas que nos rodean más de lo que nos damos cuenta.
La influencia que ejercen otras persona puede ser “activa” (personas con las que puedas hablar sobre dinero y economía, personas que te animen a mejorar) o “pasiva” (personas que no te inciten a gastar más de lo que puedes o personas con las que puedes quedar a hacer planes aptos para todos los bolsillos).
Es descorazonador ver que llevas toda la semana haciendo lo imposible por ahorrar para tu objetivo, y quedas con alguien cuya única idea de diversión es gastar dinero, por lo que todo tu esfuerzo acaba en la basura por presión social.
Por eso, es importante rodearte de personas en tu vida real o en las redes sociales que sean afines a ti y que compartan tus objetivos e intereses, para que su influencia activa o pasiva sea lo más positiva posible.

5. Haz una lista de razones y logros
Y tenla siempre a mano para esos días en los que te falten las fuerzas.
Si te invade la desmotivación, puede que las emociones no te dejen ver con claridad
tu situación y lo lejos que ya has llegado.
Por eso, necesitas una lista objetiva de logros conseguidos y razones por las que estás haciendo lo que haces. Te ayudará a recuperar la visión de conjunto que necesitas para no perder el ánimo.
6. Desglosa las metas grandes en metas más pequeñas
Pongamos por ejemplo que quieres pagar un préstamo personal por un importe de 10 000 €.
Probablemente te va a llevar un tiempo.
Por eso, te sugiero que aunque la meta final sean 10 000 €, te fijes metas parciales que te permitan sentir que vas avanzando.
Por ejemplo: “De aquí a seis meses quiero tener pagados 2000 €”.
Aguantar la motivación durante seis meses es más factible que durante dos años. Y llegar a tu meta parcial, probablemente te llenará de energía que ayude a continuar hasta el siguiente objetivo.
7. Identifica tu razón
Esta es, probablemente, la estrategia más poderosa para mantener la motivación que voy a compartir hoy contigo.
Pregúntate:
¿Por qué quieres mejorar tus finanzas?
Las respuestas no pueden ser:
Para salir de deudas.
Para ganar más dinero
Para ahorrar para una casa
Esas son consecuencias puntuales de mejorar tus finanzas que son perfectamente válidas, pero no son tu razón. Son objetivos concretos.
Tu verdadera razón es la vida que quieres vivir. Tiene que expresar lo que quieres y esperas de la vida.
→ Puede ser disfrutar de una jubilación gratificante.
→ Puede ser darle una vida tranquila a tus hijos.
→ Puede ser poder cuidar de tu familia, de tus padres cuando envejezcan, de un hermano dependiente.
Tu razón tiene que estar anclada en la emoción. Tiene que ser algo que te inspire, que te emocione, que te llene de energía.
Para empezar, a buscar tu razón, empieza por un objetivo concreto y ve ampliándolo para abarcar otros aspectos de tu vida.
Por ejemplo: “Quiero ahorrar para comprar una casa”
¿Por qué?
“Para tener un hogar que me dé seguridad y que sea un sitio de referencia para crear recuerdos con mi familia”
¿Y qué pasa cuando compres la casa?
Y así, irás llegando a tu razón.




