Ahorrar en tiempos de inflación no es tarea fácil, y menos cuando nuestra mentalidad o nuestros sesgos financieros pueden jugar en nuestra contra. Por eso, hoy te traigo algunas estrategias que te ayudarán a reconocer patrones de gasto y predisponerte al ahorro.
1. Decir que “no” no es algo negativo.
En la sociedad en la que vivimos, normalmente decir que “no” a un plan o a una compra puede ser percibido negativamente por los demás y, lo que es peor, por nosotras mismas.
Cuando nos negamos a gastar dinero en algo social, es natural que nos preocupen cosas como quedar mal con otras personas, que piensen que les estamos haciendo un feo o que crean que somos tacañas o aburridas. Y, todavía peor, que nosotras mismas pensemos que cuando decimos que no a algo no estamos disfrutando de la vida al máximo y nos culpemos por querer ahorrar.
Es lo más normal del mundo, a mí me ha pasado y me sigue pasando en ocasiones.
Sin embargo, hoy te propongo que le des la vuelta a este pensamiento:
Diciendo que no a determinado gasto (que, seguramente, no sea tan prioritario para ti) le estás diciendo que sí a otro gasto, ahorro o inversión que verdaderamente te importa.
Diciendo que no a una cena de 50 € con los compañeros de trabajo que no te apetece demasiado le estás diciendo que sí a 50 € a una cena con tu pareja, con tus amigos o tu familia de la que realmente tienes ganas.
Diciendo que no a ir a un concierto por compromiso de un cantante que ni te va ni te viene supone poder ahorrar 100 € ese mes para el viaje del año que viene.
Decir que no a algo es tener claras tus prioridades.
2. Prepárate mentalmente para épocas de ahorro y gasto.
La mala conciencia puede surgir tanto en épocas de gasto como en épocas de ahorro.
Alguna vez has pensado “No hago nada más que ahorrar, no tengo vida… Y todo esto, ¿para qué?” o “Me acabo de comprar este bolso carísimo y ya me arrepiento del impulso”.
También es muy normal.
Por eso te recomiendo que te prepares mentalmente para ambas cosas y pienses por qué ahorras y por qué gastas.
Distribuir tus ingresos conscientemente y tener muy claro por qué y para qué estás ahorrando te ayudará a tener presente tus metas cuando te falten las fuerzas.
Mientras que gastar conscientemente y sin culpa en algo que te puedes permitir, sea una necesidad o un capricho, será muchísimo más satisfactorio y evitará los arrepentimientos y las deudas.
3. Conócete.
Gastar menos o de una forma más planificada requiere también conocerse una misma y reconocer nuestros impulsos y limitaciones.
Para algunas personas, tener la tarjeta de crédito a mano o guardar los datos en las tiendas online es un peligro porque facilita muchísimo la compra por impulso. Para otras, leer las newsletters con ofertas de tiendas o ver los hauls de influencers en YouTube o Instagram incentiva el gasto innecesario.
Haz un “examen de conciencia” y si hay algo que fomenta el gasto impulsivo, evita la tentación por completo aunque creas que la próxima vez sí podrás controlar tu impulsividad.
4. Cuidado con “por un poco más, ya compro algo mejor”.
Esta es una trampa de valor en la que es muy fácil caer.
¿Alguna vez has ido a pagar y te han ofrecido llevarte un producto extra por solo 1 € más o 5 € más? ¿Alguna vez te has llevado dos artículos en lugar de uno porque la segunda unidad estaba al 50 %?
Si es así, la realidad es que no ahorraste dinero, sino que gastaste más en un producto que no necesitabas.
Por eso, te recomiendo que solo gastes “un poco más” si realmente necesitas el artículo adicional que te vas a llevar, no solamente porque esté rebajado o sea “poco dinero”.
5. Crea un hábito de ahorro diario/semanal/mensual.
Crear un hábito y tener constancia en el ahorro son claves para conseguir resultados reales a medio y largo plazo porque desarrollarás la habilidad, la disciplina y la capacidad para ahorrar., que son mucho más importantes a la larga que ser capaz de ahorrar 200 € un mes y olvidarte el resto del año.
Por eso, y especialmente si ahora mismo tu presupuesto ya está ajustado, empieza con una cantidad baja con la que te sientas cómoda y ahórrala todas las semanas o meses.
No pienses que porque es poco dinero “no merece la pena”. 50 € ahorrados todos los meses serán 600 € al cabo de un año que antes no tenías.
