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12 errores comunes al hacer tu presupuesto

Mejorar nuestra relación con el dinero, y perfeccionar nuestras estrategias y hábitos financieros es algo que requiere tiempo y autoconocimiento. Lo más normal es cometer errores o no hacer todo perfecto a la primera. Ni siquiera después de mucho tiempo haciendo presupuestos.

Las finanzas personales son cambiantes y están influidas por muchos factores: motivación, estado de ánimos, cambios en los ingresos, cambios personales (un bebé, una boda, un divorcio…). Por eso, no hay una fórmula mágica que funcione para todos todas las veces.

Sin embargo, sí que te ayudará conocer los principales errores que se cometen al presupuestar, para que puedas identificarlos y corregirlos lo antes posible.

1. Hacer el presupuesto “de cabeza”

Aunque creamos que sabemos lo que está pasando con nuestro dinero porque lo llevamos todo “en la cabeza”. La realidad es muy, muy diferente cuando hacemos un presupuesto en papel o en una hoja de cálculo. (Échale un vistazo a mis Planners Financieros).

Es muy difícil asignar fijar objetivos, saber cuánto tienes ahorrado para cada objetivo, cuánto necesitas ahorrar, cuánto te has gastado en cada categoría mensualmente, qué porcentaje tus ingresos lo dedicas a gastos y cuánto a ahorro/inversión…

Llevarlo por escrito te ayudará a ver con claridad cuánto supone cada cosa, llevar un registro de la evolución con el tiempo y, sobre tod, te permite dedicar tiempo a reflexionar

2. No incluir una categoría para imprevistos o diversión

Cuando nos ponemos a ordenar nuestras finanzas, puede ser tentador recortar todo lo que sea “superfluo” porque “ahora sí vamos en serio con nuestro dinero y no hay espacio para las frivolidades”.

Sin embargo, no es buena idea porque la vida sucede y es muy probable que te apetezca un café en todo el mes o surja algo inesperado.

Si al final te apetece y acabas haciendo el gasto, lo único que sucederá es que te pasarás de tu presupuesto, tendrás que tirar de tarjeta de crédito o quitarlo de otra cosa, y te podrías sentir mal por no cumplir tus objetivos.

3. No incluir en el presupuesto a otros miembros de la familia

Aunque seas tú quien se ocupe de planificar, fijar objetivos, registrar gastos y hacer presupuestos, es importante mantener una comunicación fluida con los demás miembros de la familia.

Es bueno para tener en cuenta posibles gastos. Por ejemplo, saber con antelación si tu marido tiene un viaje de trabajo el mes que viene, te ayudará a planificar mejor.

Pero también es positivo ya que atiende sus deseos, objetivos y prioridades. Por ejemplo, si tu hija adolescente quiere ir de campamento en verano, tú podrás planificarlo con tiempo y ella se sentirá incluida y tenida en cuenta.

De esta forma tus presupuestos estarán más ajustados a la realidad y el dinero será menos problemático en casa.

4. No registrar gastos

Como sucede con eso de llevar el presupuesto de cabeza, registrar los gastos en un papel o una hoja de cálculo será muy revelador.

Por buena memoria que tengamos, siempre hay algo que se escapa, nuestro cerebro tiende a minimizar aquellos gastos que no queremos tener tan en cuenta (compras impulsivas) o solemos redondear de forma imprecisa (“me he gastado 20 € esta tarde, cuando en realidad fueron 24,50 EUR).

Es una de las primeras cosas que recomiendo para realmente ponerte en serio con tus finanzas.

No solo para tener delante los números reales (20 € + 10 € + 30 € no es lo mismo que 24,50 € + 12,90 € + 35,15 €), sino para poder tomarte el tiempo de analizar lo que realmente quieren decir los números.

Saber que te has gastado 24,50 € una tarde no quiere decir nada si no lo pones en el conjunto de tu vida:

¿Es un gasto recurrente?

¿Qué impacto tiene en tus finanzas?

¿Es un gasto que verdaderamente te aporta o que haces por compromiso/inercia?

¿Podrías dedicar ese dinero a gastos o ahorros que te aporten más?

5. Dar por hecho que todos los gastos fijos son iguales todos los meses

Puede haber recibos que suelen mantenerse constantes (la letra del coche, el pago de la comunidad o la suscripción de Netflix). Sin embargo, hay muchos otros que variarán en función del uso del servicio (tarifas de teléfono con límites de uso, gas y electricidad en función de la época del año o el pago de una hipoteca variable).

Por eso, revisa todos los meses aquellos pagos cambiantes e inclúyelos en tu presupuesto según sean actualmente.

6. Fijar objetivos poco realistas

Digamos que me apetece mucho irme de crucero en las vacaciones del año que viene y me fijo el objetivo de ahorrar 4000 € en los próximos 10 meses. Si ya sé de antemano que, con mis finanzas actuales, no es realista ahorrar 400 € todos los meses para un único objetivo, pero no cambio nada (aumento ingresos o recorto gastos) y, simplemente mantengo el objetivo en mi mente, sin realmente ahorrar lo necesario, lo que puede suceder cuando lleguen las vacaciones es que tire de tarjeta porque yo “ya me había hecho a la idea de que nos íbamos de crucero”.

En su lugar, ajusta el objetivo de ahorro a la baja, de forma que encaje con tus finanzas reales, o busca formas alternativas de conseguir ese ahorro mensual.

7. Depender de la tarjeta de crédito

No planificar bien o darte más caprichos de los que puede con la confianza de poder utilizar la tarjeta de crédito cuando la necesites.

No estoy en contra de usar la tarjeta de crédito, yo la uso y, además, tiene ventajas como la protección del consumidor.

PERO siempre sabiendo que puedes pagar el saldo total a final de mes (y no te lo estás quitando de otros objetivos o prioridades).

8. Hacer el mismo presupuesto todos los meses

La vida cambia día a día, mes a mes.

Empiezas a ir a clases de yoga, tu hijo ya no quiere ir a natación, estabais ahorrando para un coche nuevo pero habéis decidido aguantar con el que tenéis y dedicar el dinero a otra cosa, hay que comprar la ropa de invierno o tenéis una comida familiar por todo lo alto.

Para que tu presupuesto sea eficaz, debe adaptarse a tu vida real:

  1. A las cosas que van a pasar en ese mes
  2. tus prioridades y objetivos cambiantes.

9. No revisar los gastos fijos

Llevas mucho tiempo con la misma compañía de teléfono y no te planteas cambiar. Y, si te lo planteas, te da pereza porque es un proceso tedioso.

Pero de vez en cuando está bien darse una vuelta por las webs de los diferentes proveedores para ver si hay ofertas que te ofrezcan más por el mismo o menos dinero. O al menos, el mismo servicio por una tarifa más económica.

10. No ahorrar para el futuro

Estando la vida como está de cara, entiendo que es difícil pensar en ahorrar para el futuro. Es difícil encajar ese ahorro en el coste de la vida actual.

Pero te pido que consideres ahorrar/invertir aunque sea 50 € todos los meses. Aunque te parezca que es dejar un dinero ahí aparcado que podrías utilizar ahora en cosas más urgentes.

Le vendrá muy bien a tu yo del futuro.

11. Subestimar gastos

Es muy común intentar estimar a la baja aquellos gastos en los que idealmente querríamos gastarnos menos.

Pero si sabes que no te puedes gastar menos de 400 € en comida para tu familia, hacer un presupuesto en el que incluyas 300 € para esta categoría, solo te desmotivará y trastocará tu presupuesto.

Otro ejemplo sería una quedada con amigas en la que estimas que gastarás 20 €, sabiendo que vais a salir a cenar y a tomar unas copas, es poco probable.

12. Desanimarte ante los imprevistos o gastos impulsivos

Como decía anteriormente, la vida pasa e, incluso aunque hayas planificado bien y hasta tengas un margen en tu presupuesto para imprevistos, no se puede prever todo, todo. Otras veces, el estado de ánimo no acompaña y compramos de más para animarnos.

Si eso pasa, desanimarse y tirar la toalla no es productivo.

Simplemente, reconoce lo que ha pasado, ponle remedio si lo tiene, haz los cambios que necesites este mes y perfecciona el presupuesto el mes que viene.

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¡Bienvenida! Soy Lucía Arcos, creadora de Tu Plan Financiero y fan absoluta de las finanzas realistas. Ayudo a mujeres como tú a entender y organizar su dinero con herramientas claras, cero juicios y mucha sensatez. Aquí comparto lo que me ha funcionado (y lo que no) para vivir el bienestar financiero.

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