Se acerca el verano y, con él, las vacaciones (y sus gastos). Hoy te traigo unos consejos para gastar tu dinero de la mejor forma posible para maximizar la diversión y reducir el estrés financiero.
1. Haz un presupuesto y cíñete a él
Antes de elegir destino o alojamiento, siéntate a calcular cuánto puedes gastar razonablemente, ya sea teniendo en cuenta el ahorro previo o la cantidad de la paga extra de verano que vas a utilizar para este gasto.
De vacaciones resulta tentador intentar estirar el dinero y gastar un poquito más. Al fin y al cabo, es una vez al año. Pero evita incurrir en gastos que luego no puedas pagar, tirar de tarjeta de crédito o, peor todavía, pedir un préstamo. Pagarás estas decisiones mucho más tiempo de lo que te durará el disfrute de las vacaciones.
Planifica todos los detalles de tu viaje con este planner
2. Reserva el alojamiento y el transporte con tiempo
El alojamiento y el transporte suelen ser dos de los mayores gastos en un viaje, por eso, en la medida de lo posible, intenta reservar con tiempo.
Esto te permitirá tener más opciones entre las que elegir y comparar webs de reservas.
En cualquier caso, intenta reservar siempre con cancelación gratuita.
3. Planifica cuidadosamente
Cuando te sientes a hacer el presupuesto para el viaje, habrá gastos obvios que te vendrán a la mente enseguida (comida, alojamiento, transporte hasta el destino), y que son más sencillos de estimar. Sin embargo, hay otros gastos menos evidentes o que resulta más difícil calcular (visitas, caprichos, transporte en el destino, etc.). Si tienes margen para gastar, puedes permitirte planificar menos, pero si quieres cuidar el dinero, te recomiendo que investigues cosas para hacer (gratuitas o no) para estimar qué puedes hacer y qué no, y cuánto te va a costar. Investiga también los costes medios de cosas como coger un taxi, un autobús o hacer la compra en un supermercado local (frente a llevar comida o comer fuera).
4. El seguro de viaje no siempre es un gasto
A veces es una inversión. Compara diferentes aseguradoras y sus ofertas de seguros para elegir el que se adapta mejor a tus necesidades. No todos los viajes necesitan un seguro, pero si sales fuera del país e incurres en gastos médicos,aunque sea por algo leve, te pierden las maletas o tienes que cancelar el viaje, te alegrarás de haber contratado un seguro.
Valora los pros y los contras, los beneficios frente al coste, antes de tomar la decisión.
Si resides en la Unión Europea y vas a viajar a algún país miembro, no te olvides de solicitar tu tarjeta sanitaria europea (tarda unos 5-10 días en llegarte a casa).
5. Aprovecha las webs de cashback
Estas webs te reembolsan un porcentaje del importe que hayas pagado por tu compra. Es especialmente interesante utilizarlas para grandes compras, ya que el dinero reembolsado será mayor.
Yo utilizo iGraal, tiene una gran variedad de empresas y recibirás 3 euros de bienvenida a través del enlace.
6. Elige el alojamiento sabiamente
Esta es una decisión que va a condicionar en gran medida otras muchas cosas, y hay muchos factores que considerar en este gasto:
- Capacidad del alojamiento:
Podemos pensar que un apartamento va a ser más barato en general que un hotel, pero no siempre es así, especialmente si vamos solo dos personas, en lugar de una familia de cuatro, por ejemplo. - Ubicación:
Puede que el precio de un apartamento más alejado del centro sea más económico que otro mejor ubicado, pero tendremos que tener en cuenta el coste y el tiempo de desplazamiento. Por otro lado, estar en el centro nos ahorra costes de transporte, pero puede resultar más difícil encontrar un supermercado local y tendremos que tirar de restaurantes o cafeterías más turísticas. - Servicios incluidos:
Cuando comparamos dos hoteles, por ejemplo, un todo incluido puede parecer más caro a priori. Pero si al final elegimos otro más barato en el que vamos a tener que pagar por todo (el parking, las comidas, las bebidas, etc.), puede acabar resultando más caro.
O, al contrario, pagar un todo incluido para no usar la mitad de lo que ofrece puede hacernos perder dinero que podríamos haber invertido en otras cosas.
Como ejemplo, el año pasado fuimos a un hotel en Lanzarote en el que reservé media pensión (desayuno y cena), en lugar de todo incluido. Pensaba que me había equivocado porque tendríamos que buscar sitios para comer, pero al final me alegré. Pasamos la mayor parte del día en la playa, por lo que comíamos por ahí de todas maneras (no queríamos volver al hotel) y con el calor y el no hacer nada, no nos apetecía comer un menú de tres platos, sino algo ligerito. Y ninguno de los dos bebemos alcohol, por lo que nos sobraba con una botella de agua o refresco en las cenas.
Como ves, son muchos factores que van a influir en el coste final y no hay una opción mejor que otra, sino que depende de tus preferencias.
7. Elige el transporte sabiamente
No siempre la opción más barata es, en realidad, la más adecuada para ti. Pero tampoco la opción más cara es necesariamente la mejor.
Ejemplos:
- Reservas un vuelo muy barato a primerísima hora de la mañana, pero no puedes ir en transporte público al aeropuerto, por lo que acabas pagando la diferencia en un taxi. Además de la inconveniencia de levantarse tan temprano.
- Compras una tarjeta semana del transporte porque resulta más económica que pagar por viajes individuales. Sin embargo, la ciudad es bastante pequeña y te alojas en pleno centro, por lo que apenas estás utilizando el transporte público.
- Reservas un vuelo a última hora de la noche que te ha salido muy barato y ya no hay trenes hasta la ciudad de destino, por lo que tendrías que llamar a un taxi (a un coste muy elevado) o pasar la noche en un hotel cercano (o en la propia terminal).
- Reservas un vuelo de Ryanair que ha salido baratísimo, pero no aterriza en un aeropuerto principal de la ciudad a la que vas, sino en uno que está en una ciudad totalmente distinta (aunque lo anuncian como si fuera el aeropuerto de la ciudad) y tienes que acabar cogiendo un autobús específico, con el coste y la pérdida de tiempo correspondientes. (¿A quién no le ha pasado esto?).
8. No vayas al límite de tu presupuesto
Por mucho y bien que planifiques, no se puede prever todo, así que intenta dejar algo de dinero no asignado a nada y procura no gastarlo. Así, siempre podrás afrontar los imprevistos sin tener que tirar de tarjeta de crédito para aplazar el pago.
9. Sé realista al hacer la maleta
Piensa detenidamente en lo que realmente vas a necesitar durante el viaje para evitar sobreestimar o infravalorar las cosas que vas a utilizar. Si puedes viajar con maleta de mano, te ahorrarás la facturación de una maleta, pero quizá el coste de facturar una pieza de equipaje compensa si puedes llevarte de casa cosas que de otro modo tendrías que comprar en el destino a un precio superior (además de la comodidad de saber que tienes el artículo y no tienes que buscarlo). Eso ya depende de tus necesidades.
Comprueba también las medidas y el peso del equipaje permitido en cabina para evitar sustos de última hora al embarcar.
10. Controla los caprichos
Estás de vacaciones y es normal querer disfrutar de tu tiempo libre, pero no por eso tienes que tirar la casa por la ventana y endeudarte para el resto del año por unos días. En general, se aplican las mismas reglas económicas que el resto del año.
Pon en la balanza lo que te aporta el capricho frente al coste (¿vas a apreciar todos los souvenirs una vez de vuelta en casa?), valora si hay opciones gratuitas o más asequibles que también podrían apetecerte, y controla los impulsos.
Y no lo des todo el primer día, recuerda que el dinero te tiene que durar para darte caprichos durante toda la estancia.
